OVNIS, OPARS, ARQUEOLOGIA Y LEYENDAS URBANAS

sábado, 13 de julio de 2013

El explorador Coronel Percy Fawcett y la ciudad perdida de "Z"

La deforestación del Amazonas ha hecho posible la aparición de restos de caminos y edificios con formas geométricas, siendo de hecho todo lo que queda de una civilización desconocida. Cada vez son mas los restos de ciudades que están apareciendo en el Amazonas, por desgracia a costa de una deforestación muy agresiva que acaba cada año con 52.000 km² de selva.
Se creía que nunca había habido ninguna civilización avanzada en esta región antes de la llegada de los europeos a América. Sin embargo, desde 1999, después de que se hiciera una extensa deforestación, los investigadores descubrieron monumentos y formas geométricas, obras de una antigua civilización.
Se han descubierto más de 200 estructuras de tipo circular o rectangular en el corazón de la selva amazónica, 260 avenidas, canales, geoglifos, diques y edificios han sido identificados, para un total de 19 aldeas. Vistas desde el aire, recuerdan a las espectaculares líneas de Nazca, según el científico Charles Mann, de la revista Science, estas formas geométricas fueron seguramente excavadas cuando no estaban cubiertas por la selva. La antropóloga Denise Schaan sugiere que el tamaño de la población necesaria para que se pudieran elaborar estas estructuras, podría alcanzar las 60.000 personas. La antigüedad de estas estructuras podría remontarse al siglo XIII.
La selva tropical es un paraíso ecológico, pero el suelo en general es muy pobre y no permite cultivos a gran escala. Entonces ¿ podría la selva albergar una población de miles de individuos sin una agricultura establecida?. 
La Ciudad Perdida de Z
En 1925, el explorador Coronel Percy Fawcett entró en la selva amazónica en busca de un mítico reino antiguo, Z, y no fue visto nunca más. ¿Qué pasó con él?, a día de hoy sigue siendo un misterio.
¿Pero quien era Percy Fawcett?.
Coronel Percy Fawcett
El teniente coronel Percival Harrison Fawcett nacio el 18 de agosto 1867 en Devon, Inglaterra. Oficial de la artillería británica, fue miembro de la Real Sociedad Geográfica, arqueólogo, explorador y espiá en el norte de África. Gran amigo de los autores H. Rider Haggard y Arthur Conan Doyle, este último utiliza los informes de campo amazónicos de Fawcett como inspiración para su novela El mundo perdido.
En 1914, Fawcett descubrió una tribu de indígenas que bautizó como maxubi, cuyos miembros le contaron leyendas de ciudades muy pobladas, dotadas con caminos y estructuras imposibles de imaginar en un lugar como el Amazonas. Fawcett descubrió pueblos indígenas compuestas por centenares de personas; y para sorpresa de la Sociedad Geográfica Americana, pinturas ancestrales hechas en las rocas, tallas humanas y elaborados artefactos de cerámica. El hallazgo de un manuscrito hecho de por un soldado Portugués en 1753, reflejaba en parte las descripciones hechas por los exploradores españoles siglos atrás sobre ciudades "que refulgían de blanco" en medio de la selva. Después de casi dos décadas de explorar el Amazonas, Fawcett había llegado a la conclusión de que la selva más grande del mundo, un área silvestre prácticamente del tamaño de los Estados Unidos, ocultaba un reino fabuloso, a la que llamaba, simplemente, la Ciudad de Z. Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo, tal vez no hay un lugar en la tierra que haya encendido la imaginación o haya atraído a los hombres a la muerte como el Amazonas. Miles de conquistadores habían muerto inútilmente buscando el reino brillante de El Dorado, que se decía que es tan abundante en oro que sus habitantes lo muelen hasta convertirlo en polvo y lo soplaban a través de unas cañas huecas sobre el cuerpo desnudo de su rey cada mañana.
Sin embargo, a diferencia de muchos de sus predecesores, Fawcett no era un soldado de fortuna o un chiflado. Un héroe de guerra condecorado y un receptor de la prestigiosa Medalla de Oro de la Royal Geographical Society, Fawcett había pasado años reuniendo evidencias para probar su caso, la excavación de artefactos, el estudio de los petroglifos, y entrevistas con las tribus. En 1925, cautivando la imaginación del mundo, Fawcett entró en la selva brasileña con su hijo de 21 años de edad, Jack, y el mejor amigo de Jack, Raleigh Rimell. Durante cinco meses, Fawcett había enviado despachos, que se llevaron a través de la selva por mensajeros indios. La última señal de Fawcett databa del 29 de mayo de 1925, cuando telegrafió a su esposa que estaba listo para penetrar el territorio inexplorado acompañado únicamente de Jack y Raleigh Rimmell. Relató que estaban cruzando el Alto Xingú, un afluente del río Amazonas. Desde entonces nada más se escuchó de ellos.
Muchos supusieron que los indios locales los habían matado, los Kalapalos fueron los últimos en verlos, o los Arumás o tribus Xavantes, cuyo territorio estaban penetrando. Ambos jóvenes ya estaban cojos y enfermos cuando fueron vistos por última vez. A continuación, la expedición se desvaneció sin dejar rastro.
Aunque Fawcett había advertido que si desaparecían, no se debía seguir sus pasos por lo peligroso de la zona, decenas de científicos, exploradores y aventureros trataron de encontrar a Fawcett, vivo o muerto, y volver con las pruebas de Z.
Hubo expediciones lideradas por "alemanes, italianos, rusos y argentinos", e incluso Peter Fleming, el hermano del autor de James Bond, trató de encontrar al perdido coronel británico. Algunos investigadores fueron exterminados por el hambre y la enfermedad, mientras que otros fueron asesinados por miembros de las tribus que disparaban flechas untadas con veneno. Luego estaban aquellos aventureros que habían ido a buscar Fawcett y, en cambio, desaparecieron con él en los bosques que los viajeros habían antaño bautizado como el infierno verde.
Durante décadas varios grupos efectuaron expediciones de rescate sin resultados.Solo lograron recopilar rumores que no podían ser verificados. Además de los relatos diciendo que Fawcett había sido muerto por indios o animales salvajes, existía una historia de que Fawcett había perdido su memoria y pasó el resto de la vida como jefe de una tribu de caníbales. 
En su libro Los misterios de la antigua América del Sur (1947), Harold Wilkins expresó una teoría sobre el destino del coronel:“Nadie sabe qué pasó con los Fawcetts ( padre e hijo ) y el joven señor Rimell. De hecho, los pantanos y selvas del Matto Grosso son esos lugares extraños, con registros de hombres blancos detenidos por tribus indígenas desde hace veinticinco o treinta años y luego regresan a la civilización. Aunque no imposible, si es improbable, que el coronel Fawcett este todavía está vivo aun hoy,, tal vez en lo más recóndito de las montañas blancas, o el interior de la Serra do Roncador, 1945. (P. 67)” 
Posteriores avistamientos de Fawcett eran inevitables. En abril de 1933, un misionero dominicano, contó lo que le dijo a una mujer india: “Los señores Fawcett se mantienen prisioneros en un campamento entre los ríos Kuluesene, Kuluene y Das Mortes. El Coronel Fawcett se ha visto obligado a casarse con una de las hija de un jefe indio” . En julio del mismo año, Monseñor Coutouran informó de una declaración hecha por señor Virginio Pessione, que visitó una finca en el Río São Manoel, muchas millas al noroeste del último campamento conocido de Fawcett. Pessione dijo que una mujer indígena de la tribu Nafucua le dijo: "Cuando mi hijo estaba todavía en el pecho, llegaron a mi pueblo tres hombres blancos e indios, que descendía del Kuluene en una gran canoa. Un hombre blanco era alto, viejo, y de ojos azules, también barbudo y calvo. Otro era un joven, decían que era el hijo del primero, y el tercero era de mayor edad. El anciano llevaba un sombrero de fieltro y un casco ... Hace aproximadamente un año que los vi por ultima vez ". En 1934, un misionero norteamericano, Paul Guiley, vio a un joven con la piel blanca, ojos azules y el pelo muy corto, y se le dijo que el niño era hijo de uno de los hombres de Fawcett. Otro misionero, Marthe Moennich, contó la misma historia en un libro que publicó en 1942. Al poco tiempo, parecía que cada niño indio en el área nacido con la piel blanca se decía que era el hijo de Fawcett. 
En abril de 1933, se encontró la brújula perteneciente a Fawcett cerca del campamento de los indios Bacaari en el Mato Grosso. El excelente estado de la brújula llevó a Nina, esposa de Fawcett a creer que aún estaba vivo. En una carta con fecha febrero de 1940, ella escribió:“Para mí esto es razón para creer que el coronel Fawcett está todavia vivo y trabajando con sus instrumentos de medición en la selva del Mato Grosso. Mi marido esta vivo y tiene un cierto grado de libertad, aunque bajo la vigilancia constante de la tribu indígena que, según creo, los capturo en 1926 o 1927, y con aquellas personas se ven obligados a permanecer”.
El optimismo de Nina Fawcett se veia reforzada por la afirmación de que ella recibió mensajes telepáticos de su marido en el año 1934. En 1952, Harold Wilkins creía que tenía la verdadera historia de la suerte del coronel. Según un informante anónimo alemán, que visitó una aldea india cerca del río Xingu, en 1932. Después de preguntar insistentemente al jefe acerca Fawcett, el jefe le dejó durante varias horas y regresó:
La puerta de la cabaña se abrió. Llevaba una antorcha en una mano. En la otra, tenía una bolsa hecha de una especie de corteza de árbol. Aflojó las cuerdas con la boca. Luego dijo: Tú, mi hermano de sangre, me preguntas por el coronel Fawcett. El coronel era hombre bueno. Él también fue mi hermano de sangre ... ahora te enseñare algo, pero tienes que jurar por el Dios del hombre blanco mantener en silencio el nombre de mí y de mi tribu ... ¡Mira! dijo el jefe. Él sacó de la bolsa una pequeña y horrible cabeza reducida. Sentí horror y náuseas. Los rasgos eran los de coronel Fawcett. Jack, el hijo de Fawcett, le dijo, había roto uno de los tabúes de la tribu, fue castigado con la muerte, y Fawcett murió en su defensa”. No se hizo mención de Raleigh Rimmell, pero en 1949, un hombre llamado Ehrmann informó que vio las cabezas reducidas, tanto Jack Fawcett y Raleigh Rimmell. 
En el libro de Brian Fawcett, Ruinas en el cielo de 1957, describió una de sus dos visitas a Brasil para investigar la desaparición de su padre y investigar más a fondo la existencia de la ciudad antigua "Z" . Estas expediciones fueron impulsadas por el supuesto descubrimiento de los huesos del coronel Fawcett en una fosa en los bosques entre los ríos Kuluene y Tanguro. Los huesos fueron encontrados por Orlando Vilas Boas, quien afirmó que el explorador fue asesinado por los indios Kalapalo. Los huesos fueron examinados tanto por Brian Fawcett, como por el Real Instituto Antropológico, que coincidieron en que no podían haber sido los restos del coronel. En 1952, Brian Fawcett visitó la tribu de los kalapalo, donde se reunió con Vilas Boas, pero encontró dudosa la historia de la muerte de su padre. También voló en busca de la ciudad "Z" y la legendarias "Siete Ciudades", sólo para encontrar formaciones de piedra caliza que se habían erosionado y parecían ciudades antiguas.
Los indios Kalapalo, les informó que Fawcett había acampado cerca de su pueblo y luego partió al día siguiente para continuar su viaje, a pesar de las advertencias de peligro. Durante cinco días vieron el humo en la selva. Después del quinto nada. Siguieron el camino, y encontraron donde habían acampado, no había nadie,el bosque estaba tranquilo,y eso es todo lo que dijeron que sabían de Fawcett. Ellos no investigaron más. Se cree que fueron asesinados por otros indios. En ese momento había un grupo llamado Iaruna, en la zona. 
Fawcett en una de sus expediciones
¿Que pasa con la ciudad “Z”?
Fawcett no supo interpretar algunas de las pistas que obtuvo a lo largo de su vida. ¿Es justo juzgarle como un chiflado más?. La gente buscaba ciudades perdidas en los lugares más remotos,y no era algo tan descabellado como ahora.
Los arqueólogos actuales se reirían ante la posibilidad de una ciudad como El Dorado, en la que la gente se cubre de oro, pero hay cada vez mas expertos que piensan que la Amazonia pudo contener poblaciones grandes y sociedades sofisticadas.
En el mito de El Dorado, el cacique indio se cubría diariamente su cuerpo con polvo de oro. Si aztecas e incas habían cubierto de oro y de gloria a Cortés después de entrar en Tenochtitlán y a Pizarro en El Cuzco, ¿cuántas riquezas no habrían de aguardarle al que descubriese el imperio del príncipe que se permitía semejante derroche, espolvoreando el codiciado oro sobre su cuerpo un día sí y otro también?.
Guillermo Algaze, profesor de antropología de la Universidad de California en San Diego, ha publicado estudios sobre el origen, y colapso de civilizaciones antiguas. "Los que están fascinados por estas civilizaciones perdidas suelen creer que surgieron de golpe, de la nada, cuando lo cierto es que se trata de una evolución histórica que tarda centenares de años", explica. Incluso el adjetivo "perdida" da lugar a equívocos. "¿Perdida por quién?", se pregunta este experto. "La gente local sabe que estas cosas están ahí. Es decir, están "perdidas" para nosotros. La rubrica de la civilización perdida no tiene lógica".
Hay precedentes en los que la ortodoxia científica lanzó sus más feroces ataques sobre visionarios y románticos aventureros, y se equivocó. ¿Qué se entiende por 'búsqueda sin sentido?, recordemos que esa fue la acusación que el mundo académico lanzó sobre Heinrich Schliemann, tachándole de visionario obcecado, antes de que éste encontrase los restos de Troya, incorporando definitivamente su leyenda a la historia y demostrando al mundo que su búsqueda sí tenía sentido.
FUENTES:http://www.telegraph.co.uk/culture/books/4734059/The-Lost-City-of-Z.html
http://www.catchpenny.org/fawcett.html
http://elpais.com/diario/2010/05/09/eps/1273386418_850215.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Percy_Fawcett
http://homme-et-espace.over-blog.com/article-restes-d-une-cite-inconnue-decouverte-en-amazonie--42990624.html

 
 


 
 


 

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